domingo, 27 de octubre de 2013

El corazón de Hannh



"Los remordimientos acerca del ayer y el miedo al mañana son ladrones gemelos que nos roban el hoy.

Solo hay una cosa peor que un hombre que abandona: un hombre que tiene miedo de empezar.

Justo cuando la oruga pensaba que el mundo se había acabado, se convirtió en mariposa.

¿Por qué es tan difícil decir "lo rompí" y tan fácil decir "se rompió"?

Una persona solo es culpable de no amar lo suficiente.

No debes permitir que nadie te imponga un camino, mi amor. Ni siquiera yo. Para encontrar el tuyo primero debes encontrarte a ti misma. Como dice Hesse, tienes que romper el cascarón. Tú eres el pájaro y el cascarón es el mundo. Para nacer, para vivir por ti misma, tienes que romper un mundo.

Sé como una tetera: cuando está hasta el cuello de agua hirviendo, canta.

Hay un modo de saber que has encontrado el camino correcto: es cuesta arriba.

No tienes que quererme desde el principio. Algún día lo harás, estoy segura. De momento me conformaré con lo que puedas darme.

Ningún invierno dura para siempre. Ninguna primavera se salta su turno.

Cuando pensaba en aquello, sentía que su corazón era un desierto estéril azotado por vientos salvajes. Por mucho que lo regara, nada podría crecer en él nunca más.

Hace falta un conocimiento considerable para darse cuenta de la magnitud de la propia ignorancia.

No puedes dar marcha atrás al reloj, pero puedes darle cuerda de nuevo.

Si no hay viento, rema.

Ahora el miedo se había disipado, del mismo modo que los contornos de la tristeza se habían redondeado y ya no eran tan punzantes. Quizá en eso consistía crecer.

La mayor lección que había aprendido desde entonces se podía resumir en una: no es bueno aferrarse a nada. Ni a las cosas ni a las personas. Ni siquiera a uno mismo.

Era absurdo preocuparse por nada. Los problemas de verdad, los que nos van a marcar sin remedio, son aquellos que nunca llegaron a cruzarse por nuestras mentes, aquellos que nos sorprenden "un martes cualquiera a las cuatro de la tarde".